Cuando termine el sexenio de Andrés Manuel López Obrador (en una semana), será el único desde 1934 (el de Lázaro Cárdenas) en el que el dólar estadounidense disminuyó su costo frente al peso mexicano; sin embargo, las estrategias de este gobierno para mantenerlo así podría tener consecuencias fuertes en el mediano plazo.
Al iniciar su mandato, AMLO recibió el precio del dólar estadounidense por parte de Enrique Peña Nieto a $20.34 y hasta el corte de este ejercicio (17 de septiembre de 2024), su precio estaba 94 centavos por debajo de la cifra inicial; es decir, se redujo 4.62%.
En ningún sexenio desde el de Lázaro Cárdenas, el presidente en turno había dejado la balanza entre las monedas de los dos países en modo positivo, aunque entre los sexenios de Adolfo López Mateos (1959-1964) y Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970) el precio del dólar se mantuvo sin movimiento (a $12.50 de los antiguos pesos y que ahora serían $0.0125 de los actuales).
En ese entonces, por decisión de Díaz Ordaz el precio debería mantenerse igual, pero fue de manera forzada, ya que la catástrofe se comenzó a gestar en el sexenio de Luis Echeverría (1970-1976) y terminó por explotar en los de José López Portillo (1976-1982) y Miguel de la Madrid (1982-1988) al contraer un elevado gasto público y apostar todas las canicas al boom petrolero de la década de 1970, cuando Petróleos Mexicanos (Pemex) se convirtió en la caja chica del gobierno y la dictada ‘administración de la abundancia’ pregonada por López Portillo no hablaba de los bolsillos del pueblo, sino de sus gobernantes.
Tras la devaluación con Miguel de la Madrid
Tan sólo Miguel de la Madrid vio cómo el peso se devaluó 1,442.9%, pasando de $0.148 a 2.291. Quizá en términos actuales los $2.143 pesos que subió no significarían tanto, pero si lo ponemos en la práctica, podemos decir que en tan sólo unos pocos años, una lata de Coca Cola de 355 ml pasaría de costar $1.50 a $21.60 pesos de los antiguos.
Durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari parecía que las cosas retomarían poco a poco el rumbo al subir poco el precio; sin embargo, sólo era la pantalla de otra burrada económica disfrazada, que reventó en 1994 y llamada el “error de diciembre”, que no era otra cosa que volver a encubrir al peso mexicano con fantasías, por lo que en el mandato de Ernesto Zedillo (quien planeó con Salinas de Gortari la economía mexicana desde 1988) subió 169.9% el dólar.
En el nuevo milenio, los gobiernos panistas se mantuvieron en una diferencia de entre 16-17.5%, volviendo a convertirse en una subida empinada con Enrique Peña Nieto (de $12.92 a $20.34).
¿Qué consecuencias enfrentará Claudia Sheinbaum?
A primera vista pareciera que AMLO consiguió un milagro al bajar incluso el precio del dólar frente al peso mexicano, pero hay ciertas atenuantes que al parecer saldrán a la luz a mediados del mandato de Claudia Sheinbaum, dicho por especialistas.
Un país sin contrapesos es un país sin seguridad jurídica, y los inversionistas evitan eso. Asimismo, con un interés del 10% (o más) era buen negocio tener el dinero en pesos para los inversionistas extranjeros. Pero eso cambia con la volatilidad de la moneda porque la depreciación es mayor a ese 10% y el capital busca lugares para ganar. Las señales autoritarias tienen un precio y ahí está.
La presión al gasto de las pensiones crece cada año y se convierte en una bola de nieve que será pronto imposible de manejar. A eso hay que sumarle el crecimiento de la deuda interna (más cara que la externa) y que Pemex debe más de dos billones de pesos y el gasto público ha sido el más alto de la historia y que no se vé de dónde se puede sacar más dinero para subsanar este socavón financiero que ha ido a parar a las dádivas del bienestar a cambio de mantenerse en el poder.
El tiempo dirá, pero en las fórmulas económicas ya se escucha un agudo ‘tic-tac’ parecido al cocodrilo que perseguía al Capitán Garfio en Peter Pan.