Apenas hace un par de meses pasamos por un proceso electoral en dos estados y, como mencionamos en ese momento, estas elecciones prácticamente marcaron el inicio de las elecciones de 2024 donde se renovará la Presidencia y otros miles de cargos públicos federales y locales. Desde hace muchos años las mujeres participan en la vida política del país y han ocupado casi todos los cargos públicos de elección popular, menos la Presidencia, a pesar de que hemos tenido por lo menos un par de candidatas. En esta ocasión quisimos saber si las personas creen que México por fin está listo para que una mujer sea Presidenta.
En primer lugar, le preguntamos a las personas si creen que existen barreras culturales o sociales en México que podrían dificultar que el país tenga una mujer en la Presidencia. Considerando que estamos en 2023, no sorprende que poco más de la mitad de los encuestados (54.6%) haya respondido que no hay barreras de este tipo para que tengamos una Presidenta en el país; no obstante, el porcentaje de personas que cree que sí hay barreras de este tipo es similar: 44.0%.
Pero entre las opiniones y los hechos encontramos discrepancia. Cuando le preguntamos a nuestros encuestados si alguna vez han votado por una candidata mujer en elecciones anteriores, 51.1% de la población respondió que no y 46.4% respondió que sí. Estos porcentajes varían cuando separamos por género de las personas encuestadas: poco más de la mitad de las mujeres sí han votado por candidatas en elecciones anteriores; sólo 39.6% de los hombres han votado por mujeres en procesos electorales.
También le preguntamos a las personas qué tan importante es el género del candidato al decidir por quién votar. Para hombres y mujeres es casi igual de importante (54% para los hombres, 52% para las mujeres). Donde encontramos mayor variación es entre generaciones: para los más jóvenes, centennials y millenials, esto es importante, pero menos relevante que para los boomers: casi 7 de cada 10 personas de esta generación respondieron que el género es muy importante para ellos cuando deciden por quién votar.
Más allá de las opiniones que las personas tengan sobre la existencia de obstáculos culturales o sociales para la llegada de una mujer a la Presidencia, ¿personalmente creen que una mujer tiene la capacidad para enfrentar los desafíos políticos y sociales que implica el cargo de presidente de México? 9 de cada 10 personas creen que sí. Sobre el significado puntual de tener una mujer en la Presidencia, 90% de las mujeres piensan que sería un hito importante para el país y que sería un avance en términos de igualdad de género. 8 de cada 10 encuestadas señalaron que este hecho tendría un impacto positivo en la imagen internacional del país y para 74.8% generaría cambios significativos en las políticas y enfoques del gobierno.
En contraste, los hombres perciben algunos de estos cambios serían menos decisivos con una mujer en la Presidencia: 8 de cada 10 consideran que sería un hito importante para el país y que sería un avance en términos de igualdad de género y 7 de cada 10 respondieron que este hecho tendría un impacto positivo en la imagen internacional del país y generaría cambios significativos en las políticas y enfoques del gobierno.
Como podemos observar en esta encuesta, en principio las personas declaran que en México ya no hay barreras culturales ni sociales para que una mujer llegue a la Presidencia. Sin embargo, conforme ahondamos en preguntas para conocer sus preferencias de forma más específica, encontramos que aún persisten desafíos arraigados en las estructuras sociales y culturales, a pesar de que en las últimas décadas el país ha tenido líderes destacadas en diferentes niveles de gobierno y en muchos espacios de la vida pública.
La brecha de género en el ámbito político y económico es una realidad, lo que puede incidir en la percepción y aceptación de una mujer en la Presidencia. Además, las actitudes arraigadas en la cultura y las expectativas tradicionales sobre los roles de género podrían influir en la manera en que se evalúa el liderazgo de una mujer en este puesto. Así, la llegada de una Presidenta dependerá de que haya cambios en las convenciones sociales, el fortalecimiento de las políticas de igualdad de género y la capacidad de las sociedades para adoptar un enfoque incluyente en la toma de decisiones políticas.