Hace unas semanas hablamos de la migración como un fenómeno que ya no se percibe como excepcional: es una realidad que las personas cambian de país por diversas razones, entre las que destaca la búsqueda de mejor calidad de vida. En esta ocasión, analizamos la migración interna y dedicamos un espacio al desplazamiento interno forzado, que es un tipo de migración interna de la que se habla poco.
Empezamos por identificar la tendencia de la migración interna. Desde preguntar a las personas si perciben que los diferentes tipos de migración han aumentado, se mantienen igual o han disminuido. Encontramos que la percepción entre 2022 y 2023 no ha variado significativamente. Este año, 18% de las personas consideran que la migración legal de mexicanos a otros países ha disminuido, 23% creen que no ha cambiado, 59% creen que aumentó. Respecto a la migración ilegal de mexicanos a otros países, casi la cuarta parte de los encuestados consideran que ha aumentado, uno de cada 5 respondió que sigue igual y poco más de la mitad señalaron que disminuyó. Finalmente, en cuanto a la migración ilegal de personas de otros países a México, en 2023 apenas 11% percibe un aumento, 13% señalan que está igual y 76% que ha disminuido.
¿Cuáles son las razones por las que la gente emigra? Los motivos personales encabezan la lista: casi 4 de cada 10 personas lo hacen para reunirse con la familia y 9.2% cambian su lugar de residencia porque se casan o para unirse con sus parejas. Después ubicamos a las causas relacionadas con motivos profesionales: 16.4% se mudan para buscar trabajo, 12.4% lo hacen porque consiguen trabajo en otro lugar y 6.7% dejan su lugar de origen para estudiar. Además, encontramos que 4.0% de las personas se desplazan a otros lugares por la inseguridad o violencia en sus comunidades.
En cuanto a las entidades que reciben más migraciones y que expulsan más, encontramos que Quintana Roo, Baja California, Baja California Sur, Querétaro y Nuevo León encabezan la lista de estados receptores de migrantes, mientras que Guerrero, Tabasco y Veracruz son los principales expulsores de migrantes. Pero ¿de dónde provienen las personas que emigran? Casi 2 de cada 10 personas que llegan a Quintana Roo provienen del vecino estado de Tabasco. Cerca de la cuarta parte de los migrantes que se instalan en Nuevo León provienen de Veracruz. 2 de cada 10 recién llegados a Querétaro son de la Ciudad de México. Casi la tercera parte de los migrantes que se desplazan a Baja California Sur provienen de Guerrero. 13.1% de las personas que emigran a Baja California llegan desde Sinaloa.
Sobre el último tipo de migración que mencionamos antes, la que se relaciona con inseguridad o violencia en las comunidades de origen, ésta se cataloga como “desplazamiento interno forzado”. En los últimos años se registraron 42 episodios de desplazamiento; 14 afectaron a poblaciones indígenas y a 8 mil 174 personas. 9 de estos incidentes de desplazamiento forzado afectaron a comunidades indígenas de Chiapas (Tsotsiles principalmente), 3 a comunidades de Chihuahua (la mayoría Tarahumaras) y 2 de Oaxaca (Mixtecos especialmente).
Si bien estamos acostumbrados a pensar en la migración como una decisión relacionada con la búsqueda de mejores oportunidades, es muy importante reflexionar sobre las condiciones sociales, económicas y políticas que convierten a la migración en la única opción de supervivencia para millones de personas en nuestro país. El desplazamiento forzado interno en México merece una profunda reflexión de la sociedad en su conjunto, pues la expulsión de personas de sus lugares de origen debido a la violencia, la inseguridad y la falta de oportunidades deja una profunda huella en la vida de miles de personas y tiene repercusiones en las comunidades receptoras.
La reflexión sobre el desplazamiento forzado interno en México también es esencial para construir mejores sociedades: si entendemos las causas subyacentes de este problema, podemos exigir políticas públicas y estrategias que busquen prevenir y atender eficazmente el desplazamiento forzado. En última instancia, reflexionar sobre el desplazamiento forzado interno puede contribuir a la construcción de un país donde todas las personas puedan vivir en paz, sin temor a perder sus hogares y sus seres queridos.