Hace algunas semanas se declaró el fin de la emergencia sanitaria por COVID-19 en el mundo y también en nuestro país. Sin duda, esta pandemia cambió nuestras vidas radicalmente. Muchos de los cambios que implementamos al principio creíamos que serían permanentes. Sin embargo, a tres años del inicio de esta emergencia, hoy podemos hacer un balance de lo que llegó para quedarse.
En esta ocasión, preguntamos a las mexicanas y los mexicanos qué fue lo mejor que les dejó la pandemia. Uno de cada cuatro encuestados considera que cuidar más su salud es lo mejor que nos dejó esta situación. Una proporción muy similar respondió que la pandemia les enseñó a valorar más a sus familias y la convivencia con ellas. La cuarta parte de los encuestados mencionó que las medidas e higiene que se volvieron obligatorias (uno de cubrebocas, gel antibacterial) fueron lo más destacado que aprendimos durante esta difícil época. Otro cambió notable que adoptamos como resultado del distanciamiento social y que 7 de cada 10 personas consideran positivo es el uso de la tecnología para realizar alguna actividad de forma remota, como trabajar o estudiar.
Esta pandemia también puso de manifiesto que lo más importante que tenemos las personas es nuestra salud y abrió espacio para discusiones sobre su cuidado. Casi 90% de los encuestados señalaron que ahora cuidan mucho más su salud física y casi 80% ponen más atención a su salud mental. Sobre esta última, encontramos que cerca de 40% de las personas experimentaron problemas de salud mental como depresión o ansiedad en los momentos más críticos de la pandemia, pero sólo la cuarta parte buscó ayuda profesional para atender estos problemas.
El distanciamiento social fue otro de los cambios radicales que nos trajo la pandemia. Casi 9 de cada 10 personas limitaron sus reuniones con amigos y familia. Actualmente, sólo la mitad de las personas mantienen esta limitación. Como recordaremos, en su momento se recomendó que las reuniones se realizaran en espacios abiertos con muy buena ventilación para reducir el riesgo de contagio. A la mitad de las personas les resultaba indiferente reunirse al aire libre o en espacios cerrados durante la pandemia y en la actualidad la proporción es muy similar.
Al inicio de la pandemia, cuando todavía no teníamos claro cómo protegernos de esta nueva enfermedad, lo primero que aprendimos fue necesitábamos tomar medidas de higiene muy estrictas. ¿Qué tanto hemos conservado esas medidas? Durante la emergencia, casi 100% de las personas se lavaban constantemente las manos y usaban cubrebocas; 8 de cada 10 desinfectaban los objetos que provenían del exterior. Actualmente, el hábito que ha prevalecido es el lavado constante de manos y el que ha perdido popularidad es la desinfección de objetos que provienen del exterior. Estos cambios probablemente se deben a que ahora conocemos perfectamente el mecanismo de contagio del COVID-19 y entendimos que lo más importante era mantener nuestras manos limpias, que otros objetos.
Como aprendimos hace tres años, estas emergencias pueden ocurrir en cualquier momento. Definitivamente, no estábamos listos para enfrentar la pandemia de 2020, pero ¿qué tan listos estamos ahora si llegara otra pandemia? Una de cada cuatro personas cree que estamos muy preparados; cuatro de cada 10 señalaron que estamos algo preparados; la tercera parte de los encuestados consideran que estamos poco o nada preparados.
Esperemos que los aprendizajes positivos de esta difícil experiencia perduren en nuestra vida cotidiana y que no sea necesario poner a prueba nuestra capacidad de respuesta a una emergencia sanitaria en mucho tiempo.