¿Qué tan precisas han sido las encuestadoras en EUA en las elecciones más recientes?

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¿Qué tan precisas han sido las encuestadoras en EUA en las elecciones más recientes?
Foto: Cuenta X @RollingStone

Las elecciones presidenciales en Estados Unidos se basan en tratar de ganar 270 de los 538 votos electorales; sin embargo, los pronósticos y encuestas los hacen en las preferencias; es decir, en el voto popular y suelen ser bastante precisas, por lo que la diferencia de 3.4 puntos vista en 2020 le pareció “escandalosa” a la comunidad de expertos.

El método para medir los resultados pareciera ser, hasta cierto punto, lejano de la realidad electoral. Pero ninguna de los centenares de casas encuestadoras presentan mediciones sobre cuántos votos colegiados recibirá cada uno de los candidatos. Existen pronósticos sobre hacia cuál de los dos partidos preponderantes se inclina la gente, desde ‘claramente’ hasta ‘sin preferencia’ (toss-up, que en realidad sería un mexicanísimo ‘volado’); sin embargo, tanto el resultado como las mediciones finales se hacen respecto al voto popular.

Resultados vs encuestas

Con base en este precedente, recabando las cifras de las casas encuestadoras más relevantes, junto con las de tres concentradoras de encuestas (538, Real Clear Politics y 270 to win), desde 1996 la distancia entre el pronóstico promedio (puntos de ventaja) hacia uno de los candidatos y el resultado final ha estado en el rango de entre 0.4-3.4 puntos porcentuales; es decir, un promedio de 1.8 puntos.

Las diferencias casi siempre han sido estrechas, por lo que esos 3.4 de 2020 (la más alta desde 1980, cuando fue de 6.0) entre casi 160 millones de votantes a la vista de cualquiera no parecería mucho; sin embargo, representa una diferencia de 5.5 millones de votos, ya no es cualquier cosa.

precisión de las encuestas en Estados Unidos respecto a su pronóstico y resultado final en el voto popular en las elecciones presidenciales desde 1996 hasta 2020.

La confianza en las encuestas de opinión pública de Estados Unidos se vio sacudida por errores en 2016 y 2020. En las elecciones generales de ambos años, muchas encuestadoras subestimaron la fuerza de los candidatos republicanos, incluido Donald Trump. Estos errores pusieron al descubierto algunas limitaciones reales de las encuestas.

En las elecciones intermedias que siguieron a esas elecciones, las encuestas tuvieron un mejor desempeño, pero muchos estadounidenses siguen siendo escépticos respecto de si pueden tener un panorama preciso de las preferencias políticas del público.

Certeza ≠ Precisión

Ahora, hay una diferencia o combinación entre ser certero y ser preciso; es decir, certero si pronosticas al ganador de la contienda; y preciso si la distancia final entre tu predicción y el resultado es muy reducida. Desde 1996, si únicamente tomamos en cuenta las mediciones del voto popular, en realidad han sido muy certeras, fallando sólo en 2000 cuando se pronosticaba que George W. Bush ganaría el voto popular, y al final fue Al Gore el triunfador, aunque apenas en este rubro porque la mayoría de los votos colegiados (y la presidencia) se los quedó Bush.

En el tan sonado caso de 2016 (cuando fue una catástrofe a ojos de la crítica estadounidense) cuando se decía que Hillary Clinton derrotaría a Donald Trump, sabemos el desenlace, las encuestas no fueron certeras, ya que aseguraban que Clinton ganaría la presidencia. Al ver los números, Hillary sí ganó por 2.1, pero el voto popular, y no fue mucha la distancia (1.5). Por lo tanto, el valor primario en los resultados es ‘a ganador’ y después vendría la precisión.

Restaurar la confianza de la gente en las encuestas es un objetivo importante, porque las encuestas públicas sólidas e independientes tienen un papel fundamental que desempeñar en una sociedad democrática.

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